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Luis Fernando Hincapié Hincapié

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Un músico inmortalizador de flores y de palabras

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En 1949, en la vereda El Cerro, una de las 17 “escalas para subir al cielo” de este “jardín florecido cultivado con amor” que es Santa Elena, nació este músico, agricultor, empresario, escritor   y artesano,  quien además de impulsar la música y los músicos naturales que tiene el corregimiento, escribió el himno a este “balcón florido”.

Luis Fernando Hincapié Hincapié, fue el menor de los 9 hijos de José Conrado Hincapié, cultivador de flores y Ana Francisca Hincapié nacida en Guarne; Se “crió”    desyerbando, abonando y ayudándole a su mamá a sostener el jardín ornamental, donde había una inmensa variedad de flores que ya desafortunadamente se han perdido del territorio.  "Hoy en día el comité de silleteros está tratando de recuperar estos jardines que no se cultivan por negocio sino para mantener bonita la casa", nos comentó un día de enero del 2020 que nos recibió en su almacén en el sector El Recreo.

Desde pequeño le encantó la música, herencia de su mamá, especialmente el Dueto de Antaño y Garzón y Collazos que escuchaban todos los días en el programa “Serenata del medio día” que pasaba por la Voz de las Américas. Con Alonso, su hermano, se mantenían cogiendo flores y cantando. En la casa tenían uno de los dos radios que había en la vereda, que trabajaba con batería de   carro   y que debían bajar a cargarla a Medellín.

Hasta los 14 años anduvo descalzo y de pantalón cortico; como su mamá enseñaba en la escuela radiofónica Sutatenza , él llegó a la escuela de Pantanillo leyendo y escribiendo y en un año hizo el 3º,4º y 5º de primaria.

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No se perdía las romerías que se hacían en las diferentes veredas cuando todavía no había energía; el sacerdote que venía de Guarne traía un motor de gasolina, se instalaban parlantes, había reinado y ganaba la que más dinero recogiera; los novios se dedicaban canciones y se tomaba mucha tapetusa. También cantó en fiestas familiares, novenas de aguinaldo y en la fiesta de la Inmaculada, patrona de la vereda El Cerro, que terminaba el 8 de diciembre. Participó en las “misas folclóricas campesinas” en la parroquia Santa Ana en la vereda Mazo y en la iglesia de la centralidad.

Participó varias veces en un concurso que hacían en la emisora La Voz del Triunfo, se unió con los hermanos Ramírez de Piedra Gorda, tocaban música andina colombiana, se dieron a conocer y les resultaban muchas serenatas en las que interpretaban   pasillos fiesteros, canciones románticas, valses y marchas.

A don Luis Fernando lo que más le gustaba cantar era la música popular colombiana, también las rancheras.  Tenía un repertorio de más de 470 temas ya que tuvo que ir aprendiendo a renovarlo con lo que le solicitaba la gente, como los boleros que él no conocía.

A su primera novia, que luego sería su esposa, doña Luz Mery Zapata Correa, le llevaba serenatas a pesar de los regaños de la suegra. Vivó en Medellín, cuando tuvo una floristería en la Plaza de Flores, trabajó con el gobierno en la vía Medellín-aeropuerto, tuvo tres hijos: Nidia María, Luisa Fernanda y Víctor Hugo.

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Por más de 20 años estuvo con el trio Alma Antioqueña que fue muy solicitado para serenatas, ferias, y programas culturales, y con quien viajó mucho hasta que le llegó el mal de Parkinson que le afectó la voz.  Estuvo en la estudiantina de Santa Elena integrada por 12 personas que tocaban en eventos de la parroquia; formó una banda con 80 músicos que se acabó por falta de recursos.  También fue promotor de la cultura silletera en sus diferentes facetas.

Cuando fue presidente de la Acción Comunal de la vereda El Cerro, se propuso traer al Dueto de Antaño a Santa Elena; éstos no pudieron llegar el día programado y ya se habían vendido todas las boletas, pero este dueto amado por toda esa generación de campesinos, subió a los 8 días y durante algún tiempo siguieron subiendo cada año, el día de la madre.

A este músico natural lo que más le gustaba, además de cantar, era escribir. Desde 1975 más o menos, comenzó a hacer poemas, versos, trovas y canciones que le regalaba a sus hijos, amigos y algunos estudiantes que le solicitaban para una tarea.  “Las hacía en rima y todo era intuición”.

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Cierto día   salió de su casa por una donación a la parroquia que quedaba a unos tres kilómetros, se vino a pie por todo el camino que llaman la cuchilla, donde “por sus senderos floridos, el viento baja silbando, mientras un coro de aves, lo acompañan con su canto”, que lo inspiró a escribir el himno que consta de cuatro versos y el coro y que salió ganador en un concurso propuesto por el consejo parroquial en el que participaron otras 12 personas.  Camilo García, del dueto de Antaño le compuso la música, pero hasta este año 2020, no había podido grabar porque no encontró respaldo para hacerlo.  Alguna vez hizo una grabación casera de un CD en una grabadora y a la gente que lo escuchó, le gustó, pero no pudo ser promocionado en las emisoras por falta de apoyo que solicitó inclusive al alcalde de turno, que le prometió y nunca le cumplió. 

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Además de sus habilidades musicales, descubrió más tarde sus habilidades como artesano y en un proyecto familiar, empezó a inmortalizar esas flores a las que le había cantado alguna vez, y las convirtió en aretes y separadores para libros que pacientemente hacía en su casa, en el centro urbano del corregimiento donde pasó sus últimos años.

El 22 de septiembre del 2020 don Luis Fernando Hincapié, el músico, agricultor, empresario, escritor   y artesano, abandonó este “mantel de mil colores, donde el sol con su luz dorada bordó muy lindas flores”

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Noviembre 2020
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