
Jorge Orlando Flórez Zapata:
Floricultor, silletero y músico natural por herencia
A los 71 años, Orlando Florez Zapata, floricultor campesino, ex soldado, silletero y músico natural con un gran recorrido por la música tradicional,pionero de musicos y silleteros de la segunda generación de esta región, , continúa haciéndole honor a su apellido, cultivando flores, trabajando la tierra como le enseñaron sus padres Juan Flórez nacido en el municipio de Guarne y María Teresa Zapata que venía del municipio de El Retiro. Cuando él nació, se vinieron para Santa Elena ya que su abuelo le dejó a su padre una tierrita y ahí construyeron la casa, en la vereda San Ignacio, donde vive actualmente con su familia.
.jpg)
"En ese tiempo era muy difícil conseguir la plata… y con el paso del tiempo pues nos fuimos volviendo hombres y ya los padres nos enseñaron a trabajar la Tierra, pues era lo principal aprender a hacer lo que ellos hacían y así nos hicimos hombrecitos y en ese tiempo no había vicios no había nada era muy tranquila la vida…”
El Músico

“Nosotros aprendimos a tocar de los viejos, de los que empezaron con tiple, lira y la guitarra. Ellos venían acá en unas romerías en la escuela y a nosotros nos hacía mucha gracia. Ellos aprendieron a tocar, a oído y nos enseñaron las primeras notas y acordes… Recuerdo a Adán Atehortúa y a Jesús Elías Hincapié que ya murieron y que fueron integrantes del primer grupo que se formó por acá”…
Los otros viejos a los que se refiere Jorge Orlando son: Octavio Soto, Luis Enrique y Adán Atehortúa quienes tuvieron grupos en las veredas el Progreso, El Cerro y El Llano. Recuerda especialmente a Oscar Atehortúa a quien considera el mejor tiplista de Santa Elena. “De ellos aprendimos mucha música, nos enseñaron muchas letras, música colombiana, mucha música nos enseñaron”…Los Guaduales fue una de las primeras canciones que aprendió a tocar.
A los 17 años se pudo comprar en Marinilla la primera guitarra que le costó 40 mil pesos. Se tardó un año para aprender un poquito. “es complicado, no solo es uno aprender las notas sino el oído de cada nota, son 36 notas multiplicadas por 3”.
Don Octavio Soto tenía todas las canciones en la cabeza, se las sabía de memoria y les repetía insistentemente que deberían copiar la letra para que se la aprendieran para siempre.
“él, primero nos enseñó con los acordes, cómo eran los de la guitarra, dónde estaban las notas, dónde estaban las ‘clavijeras’; bueno, todo lo que se llama la guitarra, primero uno se tenía que aprender eso: cuál era la primera, la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta y la sexta; primero había que conocer cada cuerda y saber qué notas se puede sacar, en cada traste va una nota diferente”.
Recuerda a Paulino Zapata, su tío, que era el guitarrista del dueto “Luciano y Concholón” del municipio de El Retiro y que grabó muchas canciones con ellos; “mi papá le llevaba serenata a mi mamá con ellos, que eran muy buenos”.
Los delfines, fue el 1 grupo al que perteneció. Estaba conformado además por Humberto, Fernando, y Enrique Hincapié y Elías Flórez. Ensayaban en la casa de Elías Hincapié, el papá de Humberto y guitarrista de un grupo de la vereda El Cerro. Tenían tarima en la casa y recorrieron varios municipios. Reunían fondos con serenatas, con reina incluida y estuvieron en aproximadamente 25 matrimonios.
Luego estuvo con el grupo Los Ideales – “hacíamos las fiestas aquí en la droguería”. No les pagaban ya que lo recogido era para reunir fondos para la escuela que era de tapia y en donde solo había hasta segundo de primaria. Salían de noche por los caminos veredales, todos “prendidos”. La reina tenía que ir con ellos para que les pagaran, iba acompañada de una profesora. “Los reinados eran tremendos, conseguían mucha plata, claro que una parte se la llevaba el sacerdote para Guarne.”
Con Humberto Hincapié, Julián Echeverry y Nicolás Amariles, conformó el grupo “Los parranderos del ayer”. Estuvieron en dos concursos en el parque del corregimiento y en uno de ellos quedaron de segundos “después del grupo de Fernando Hincapié; El dueto de él fue el primero con la guitarra, de segundo nosotros con la lira y de tercero Otoniel con el tiple”


Pertenece a los “Toños y la Toña” desde hace 14 años. Inicialmente ensayaban en “El pescadero”. “Es una historia larga y muchos han pasado por acá y se renueva constantemente. Los únicos que hemos permanecido desde entonces, somos Otoniel y yo. Alguna vez hubo un problema y desarmamos el grupo totalmente. Nos sentamos a mirar la situación y luego empezamos a incorporar muy buenos músicos. Hasta grabamos con ellos. Se nos murió Mario Grajales quien tocaba la raspa y cantaba muy bueno.”
Han estado en los municipios de San Jerónimo, Sopetrán, Guarne y en muchos eventos culturales aquí en el corregimiento. Integrar a la Toña, la cantante, les ha dado mucha fuerza ya que “hay canciones que las cantan sino las mujeres: las de despecho”, afirma entre risas.
Orlando tiene claro que “Los Toños y la Toña somos muy conocidos acá…Tenemos un prestigio y eso es lo que mata; la gente nos reconoce como unos músicos hasta el momento…más adelante quién sabe…”

El soldado
Cuando tenía 19 años estando en una heladería, en Rionegro, con una novia, lo cogieron para el ejército y solo pudo volver a los 5 meses.
“Nosotros cuando salimos con los compañeros dejábamos uno pendiente de que no nos fueran a recoger para el cuartel. - claro- y ese día me fui solo para Rionegro a visitar una novia y entonces la invité a una heladería, me senté, Y me iba a tomar mi primer copa, cuando… - ¡cerraron las puertas de la heladería!- El ejército en la puerta - no valía novia- y ahí mismo entraban: documentos, ¡libreta militar! Yo le dije tranquila amor que dentro de una hora vuelvo y me demoré 5 meses para volver”.
Extrañado porque Orlando no había vuelto a casa, un hermano fue a averiguar por el al batallón donde le respondieron que a la 1 de la mañana se lo llevarían a prestar servicio militar a Boyacá. A los 5 meses le dieron licencia para regresar a su familia y su novia.
El silletero
.jpg)
Orlando es silletero de tradición. Heredó de su padre el contrato para la silleta tradicional y nunca lo quiso cambiar. Antes se podía hacer mediante la corporación de silleteros, pero ahora ya no hay permisos para hacerlo. Este contrato solo lo pueden heredar los hijos y los nietos.
Cultiva las flores permitidas en la silleta tradicional como son la hortensia, la Margarita, la Clavellina, la Pomarrosa, los Gatos, la Siempreviva, el Botón de oro y los Éxtasis. “no todas las Margaritas sirven, por ejemplo la Margarita crespa, la Margarita de invernadero no se puede colocar, eso son procesos de exportación. Tiene que ser que no sea de invernadero, tienen que ser las flores de antaño, las que en ese tiempo se vendían. Mi papá las cultivaba acá y las vendía en la placita de Flórez. Esas se vendían mucho, porque como en ese tiempo no había flores de invernadero…pero ahora ya no se pueden llevar, ya no se venden, hay flores de más categoría como las rosas”. Viajaban a la ciudad de Medellín en chivas que tenían que bajar a coger en la carretera principal donde igualmente los dejaban de vuelta, cargados con los mercados que llevaban a pie hasta sus hogares en las diferentes veredas.

A los 24 años desfiló por primera vez. Recuerda que “se sentía como en la nubes”; le pagaron inmediatamente 4 mil pesos. “cuatro mil pesos era mucho- era mucha plata en ese tiempo, usted tenia mercado para un mes.” Aunque ya perdió la cuenta, ha participado en todos los desfiles que son aproximadamente 48, o más.
Ha ganado 4 veces: En 2 ocasiones ha ocupado el primer lugar, una vez el segundo, otra vez fue ganador absoluto y 27 veces ha sido finalista. Ha viajado a Venezuela y Ecuador; estuvo en Estados Unidos el 2002, junto con otros 27 silleteros y silleteras, en un homenaje a los desaparecidos en las torres gemelas. Recuerda el desfile en el estado de Queens: allí se amontonaron todos los colombianos y fue la gran ovación, les pagaron muy bien y recibieron muchos regalos.

Orlando Flórez, campesino floricultor, ex soldado, silletero y músico natural, con su esposa Blanca Aurora Hincapié tuvo 4 hijos y ahora tienen 6 nietos; Continúa sembrando sus flores, desfilando como silletero y tocando su guitarra, porque esa fue la herencia que recibió.

.jpeg)