
Gerónimo Hincapié Valencia:
Un pianista de la montaña

Nacido y criado en Santa Elena, a sus 9 años es uno de los tres niños de Medellín que en este momento interpreta música colombiana. Lo hace en el piano… es Gerónimo Hincapié Valencia, todo un “dandy” que quiere ser un referente para los niños. Estudia 5 grado en la Institución educativa Santa Elena. Hoy tiene montadas al piano 14 obras de nuestro repertorio andino, especialmente los temas del maestro Carlos Vieco.
Su mamá Graciela Valencia, que es del municipio del Carmen de Viboral cuenta que desde los 3 años Gerónimo empezó a mostrar cierto talento por la música porque el niño Dios le trajo un tambor y una guitarra, “una guitarrita y un tamborcito de juguete y él se colgaba el tambor y con la otra mano tenía su guitarra, entonces tocaba los dos instrumentos al mismo tiempo, y fuimos viendo como que le gustaba”.
El papá, Carlos Mario Hincapié nativo de Santa Elena, , cuenta que un día que iba con el niño por el centro de la ciudad éste le preguntó, señalando una vitrina, que si eso era una guitarra. “Si señor es una guitarra, ¿por qué? ¿Quieres una? Y se la compramos”. Lo llevaron a una escuela en Rionegro donde estuvo poquito tiempo, y luego lo entraron a la escuela redes de música, donde empezó a estudiar trompeta, pero, por intuición, dice el, lo puso a estudiar piano y le compró una organetica.

En el afán de que estudiara piano, lo llevaron al Instituto de Bellas Artes en Medellín, pero como no resultaron más estudiantes, Gerónimo terminó estudiando pintura, hasta que a su casa en la vereda El Cerro, llegó el maestro Juan Camilo Toro, quien es profesor de EAFIT y el director del festival Carlos Vieco Ortiz, que lleva siete versiones. Llegó a arrendar una casa, se enteró del deseo de este niño de acercarse a la música, y empezó a darle clases todos los días, entre 4 y 5 horas diarias.
Gerónimo se levanta a las 5 de la mañana y hasta las 6 toca el piano, está en el colegio hasta la 1 de la tarde y aproximadamente a las 3 inicia su clase de piano. El profesor Juan Camilo le ha inculcado la admiración por el folclor colombiano y muy especialmente por la obra del maestro Carlos Vieco.


De las primeras obras que aprendió a tocar fue “La comparsita” del uruguayo Gerardo Matos Rodríguez por petición de su papá; tiene montada una obra llamada “El vals expresivo” de Gonzalo Vidal, y del maestro Carlos Vieco “Eche pal morro” que fue la primera obra que el compuso, “Feliz Año” , “Ají pique”, “Magnolia” que es un pasillo lento, y “Brisas de Santa Elena” que es un bambuco. También está aprendiendo una obra de Chopin.
El año 2019 estuvo en el festival Carlos Vieco interpretando varias obras, Participó en “Pianotón”, que es un festival que trajo la maestra mejicana Nadia, y lo hacen cada 2 años, en Musicreando, un lugar en la carretera a las Palmas de Medellín, allí ocupó uno de los primeros puestos en la categoría infantil. También estuvo participando en “Pianísimo “en la Universidad de Antioquia con la maestra Ana María Orduz que es una de las directoras de ese festival.
Gerónimo también se ha presentado en el parque y en la casa de la cultura de santa Elena.
“siento una alegría inmensa que recorre mi interior, para mí la música es vida,… si no existiera la música para mi yo estaría loco, la música es mi fuerte, la música es muchas cosas para mí.”


Se siente muy feliz de poder esparcir el folclor colombiano en todo el mundo, ya que la mayoría de los pianistas de toda Colombia tocan música clásica y extranjera, aunque también le preocupa eso de ofrecer conciertos en otras partes del mundo porque le asusta el tema de estar montado en un avión durante muchas horas, y porque es muy tímido, pero le gusta contar chistes; cuando toca el piano sabe que hay muchas personas a su alrededor esperando que dé lo mejor de él, pero cuando cuenta chistes sabe que si se equivoca y no hace reír a las personas, tiene muchísimos chistes más en su cabeza. También le gusta la natación y quisiera estudiar psicología y astronomía.
“La vida nos da grandes regalos”
Cuando se despierta a las 5 de la mañana siente pereza de levantarse, pero cuando se sienta al piano, luego de haberse bañado, y empieza a tocar, se llena de alegría. Le inspira mucho los paisajes de los amaneceres en Santa Elena. También en las mañanas cuando ve que está la luna, aprovecha para interpretar la melodía de Beethoven “claro de luna”; A veces también lo hace por la noche cuando se siente inspirado y feliz.

La música es su herencia. Fernando Hincapié, un gran músico reconocido en la región es tío de su papá y a su abuelo, Jesús Alonso Hincapié, le encantaba cantar y dicen que lo hacía muy bien, aunque no tocaba instrumentos.
Músicos de trayectoria en Santa Elena como Oscar Atehortúa, Enrique Atehortúa, el primo Albeiro Atehortúa de la orquesta Los Donaires, y don Fernando Hincapié se han sentado a cantar con él “Adiós casita blanca” y “Hacia el calvario”, canciones de las más conocidas del maestro Vieco.

Gerónimo, que quiere ser una estrella para esparcir canciones colombianas por todo el mundo y llevar el mensaje de lo valiosa que es la música de nuestra tierra, tiene muy claro, porque así se lo han inculcado su mamá y su papá, que debe llevar la fama con mucha humildad.
El y su maestro Juan Camilo estuvieron en la escuela invitando a los niños que quisieran participar en un coro infantil de música colombiana porque ese es gran sueño que juntos están empezando a hacer realidad.
LAS HISTORIAS DEL MAESTRO VIECO

A Gerónimo le encanta contar las historias de las canciones del maestro Carlos Vieco que su vez le ha contado su profesor el maestro Juan Camilo Toro. Cuenta que la canción “echen para el morro” la escribió el maestro cuando tenía 18 años y andaban buscando muchachos para prestar el servicio militar y él se quedó escondido en la casa, muy asustado; pensaba que se tenía que ir con su familia para el morro más alto de Medellín, para que no lo encontraran. Ese morro es el morro El Salvador. Al terminar de escribir la obra ya había cumplido la edad para que no se lo llevaran a prestar servicio militar.
Hay otra canción llamada “Flor del Valle” que todos han creído que es una flor que estaba en el valle, una planta en un valle, pero en realidad era una cantante que el maestro admiraba mucho.


Otra de la que también Jerónimo se sabe la historia es “patasdilo”. “El maestro siempre desde la cinco de la mañana se levantaba a componer obras y entre las 8 y las 10 de la mañana bajaba por la calle Ayacucho a tomarse un café con sus amigos artistas. En el parque Berrío había un lustrador que siempre le lustraba sus zapatos y un día le dijo que por qué si él le componía obras a todo el mundo, no le componía una a él; tenía las pies muy flaquitos y le decían “patas de hilo” y como el maestro ya tenía una obra compuesta pero no le había puesto nombre, la puso patasdilo y se le dedicó a este querido “embolador”.
“Noches de agua de Dios” se la dedicó al también maestro de música Luis Antonio Calvo a quien lo internaron en el Leprocomio que llevaba dicho nombre, ya que se enfermó y murió de Lepra.
“Vieco vino por ahí cinco veces en la vida a Santa Elena. Una vez que vino sintió una brisa, era un día soleado y un día bastante fresco. Sintió una brisa muy abrasadora, muy fresca, muy suave, muy adecuada, y le gustó tanto esa brisa y el paisaje de Santa Elena que cuando volvió al barrio Buenos Aires dijo: bueno vamos a componerle una obra a Santa Elena porque la verdad es una tierra muy bonita, y compuso “Brisas de Santa Elena”.
Febrero 2020
Cuatro años después
Ya tiene 14 años recién cumplidos. El chaleco y el corbatín, fueron reemplazados por un buzo con capucha; los zapatos de charol por tenis; está peludo, y aunque en el piano sigue centrado en la música colombiana, le gusta el pop, el regué, la bachata, el merengue, la salsa y la música tropical en general… ya tiene celular, Juega video play, todavía quiere estudiar psicología “en la universidad que sea”, le interesa mucho el arte de la comedia. También quiere estudiar ciencias marítimas o dedicarse al futbol, como arquero, que es otra de sus aficiones. Sueña con viajar a Irlanda, es hincha del atlético nacional, tiene al piano como pilar central, y sigue siendo el pianista de esta montaña.
Del año 2020 al 2023, Gerónimo, con G, se trasladó al ciber colegio de la universidad católica del norte a estudiar virtualmente y ahora regresó presencial al liceo de Santa Elena en donde está cursando el noveno grado, lo que al principio le dio dificultad, “pero afortunadamente al día siguiente ingresó un estudiante nuevo, muy extrovertido,” lo pusieron a su lado y entonces le presentó muchos amigos.
Le sigue gustando contar chistes, “pero para que eso sea un arte, hay que tener actitud”… A pesar de su timidez, él es cómico. “Cuando le cojo confianza a la gente, de pronto me descacho…pero yo digo que es una manera de normal de relacionarme. También me gustaría estudiar comedia… Por ahora estoy averiguando en dónde ofrecen este programa”

Sigue practicando piano regularmente, no ya las 4 horas. Ahora está con el maestro Andrés Santander Ospina. Ya lee partituras y continúa participando en el “festival del Mono Núñez” en donde ya lleva tres años consecutivos y probablemente este año también va para allá. Este festival tiene algunas ramificaciones y una de ellas es el festival “Mateo Ibarra”, dedicado a un niño, y allí es donde ha estado participando Gerónimo.
Ha continuado en todas las versiones del “Pianotón”. Estuvo en una versión de “Antioquia le canta a Colombia” en el 2020. Ha seguido participando del festival de “Pianísimo” de la universidad de Antioquia y a veces ha hecho presentaciones particulares. Se ha presentado en la casa de cultura de Santa Elena y en el parque Arví.
En estos día empezó a ensayar con un compañerito que toca el saxofón…sus padres lo animan para que algún día pueda formar su propio grupo musical, “aunque con un dueto también sería suficiente”… Tiene linda voz y lo invitan a que la cultive. Sigue centrado en la música del maestro Vieco, pero ha ampliado su repertorio a las obras de los maestros Luis A Calvo, Antonio María Valencia, Oriol Rangel y José A Morales.
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“Para mí la música andina colombiana está infravalorada… dicen que es música para viejitos y no sé qué …y no se fijan que allá en el trasfondo eso es folclore, eso es patria y la dejan abandonar así como si no fuera nada… es patrimonio y no hay nada más bonito que guardar el patrimonio en el corazón”…
Para Gerónimo lo más importante es graduarse como músico y después la psicología. “Seguimos la recomendación de un maestro que no se quede solo con la música. Alguien le dijo que el músico debe tener piel de cocodrilo, porque el camino es duro…” Ya no le tiene miedo a montar en avión porque ya lo ha hecho muchas veces…sueña con viajar a Irlanda porque él es devoto, aunque no sabe por qué, de San Patricio el santo patrón de Irlanda…”solo vi un video un día y empecé a averiguar más y dije: este es mi santo”…
Tiene celular apenas desde noviembre del año pasado, lo compró con sus propios ahorros porque le han inculcado que todo no se le puede dar, “con nuestros principios morales y religiosos, siempre vamos a estar con la mirada fija en nuestro hijos porque la sociedad de ahora no nos da garantías de que ellos tengan un excelente desarrollo. La única garantía es lo que hagamos nosotros desde las casas” afirma Graciela, quien agrega que su hijo es más artista que deportista, porque además le gusta dibujar y pintar.

Gerónimo, hermano mayor de Ismael de 11 años y de Marco de 7, hijo de un agricultor y coleccionista anticuario a quien no le interesa que “la finquita le de plata, sino que esté bonita”, y que tiene la idea de montar un museo en la casa ancestral, y de una enfermera neonatal quien debido a los abortos y embarazos de alto riesgo que tuvo que afrontar, se dedicó a ser la “administradora del hogar”, es el joven habitante de esta montaña , promesa de conservación del patrimonio musical, porque lo lleva en su corazón.
Abril 2024


