
Adán Atehortúa Patiño:
Tengo oído para toda clase de música
“Cuando yo me muera tocayito, no deje acabar esa hp lira”…repetía constantemente José Adán Atehortúa Zapata, su papá, quien aprendió a tocar la lira o bandola de su padre Jesús María Atehortúa que además tocaba el tiple. Todos nativos de la vereda El Progreso.


Adán, el nieto y el hijo de estos músicos naturales y de María Ligia Patiño, tiene actualmente 68 años. Aprendió a tocar instrumentos viendo a los mayores, “Yo aprendí el oficio de la música por medio de mi papá; yo aprendí viendo mejor dicho”… y cuando tenía entre 8 y 10 años formó un grupo musical que interpretaba canciones en el centro literario de la escuela que quedaba donde ahora está la casa de gobierno: “nosotros tocábamos y los compañeros bailaban”. El grupo estaba compuesto además por Luis Iván Hincapié, Alfredo Salazar y Carlos Alberto Grajales, Caliche, que interpretaban música parrandera.


Luego empezó a tocar con el grupo que formó su papá y que se llamaba “Peor es nada”. “En ese tiempo dábamos serenatas que da miedo…íbamos de noche, con tarros con velas porque no había alumbrado público ni linternas”. También participaron en la fiesta del campesino en Rionegro y en Santa Elena y en las romerías en la vereda San Ignacio; los 31 de diciembre eran de amanecida: mientras ellos amenizaban la fiesta, las mujeres se dedicaban a hacer sancocho, natilla, buñuelos y había “guaro ventiao”.
Este músico natural y versátil, que interpreta la guitarra y la bandola, también ha tocado con “Los Parranderos del ayer” con Julián Echeverry, Humberto Hincapié y Elías Hincapié a quien le dicen “mono pino”. También estuvo en la estudiantina “Los silleteros” con don Luis Enrique Atehortúa, y Fabio Atehortúa y se presentaron en muchos barrios de Medellín, y en teleantioquia, por allá en el año 2000.



Ahora hace parte de la estudiantina El Progreso que se concretó después de la pandemia y la integran además Carlos Mario Saldarriaga, Oscar Ospina, Ismael Grajales y Efrén Atehortúa quienes ensayan 2 veces a la semana y “me hace falta más…nosotros tocamos de toda música pero folclórica, así como bambucos, torbellinos, paso doble, porros, pasillos, todo relacionado pues con la música colombiana”.
Adán hace fácil transición de la música parrandera a la folclórica:
“yo tengo mi conocimiento y tengo mi oído para toda clase de música pues…yo iba por ahí tocando con distintos grupos, no fijamente, y soy capaz de acompañar el ritmo que sea.”


La casa en la que crecieron Carlos Enrique, José Alberto, John Jairo, Gerardo, Luis Hernán, Iván Darío, Margarita, Elvia y Marta y donde José Adán vive actualmente con 3 de ellos, tiene más de 75 años y la hizo su papá. Allí están las flores propias de la región, hay un “nuevo y moderno” fogón de leña, imágenes religiosas, retratos familiares… “todo lo que usted ve aquí , lo hizo mi papá; él era un fuerte para cosas… y ya esos viejitos se acabaron… esas personitas que eran tan inteligentes que hacían las cosas de ellos mismos ya se fueron hace rato y ya no se ven viejos así…”




Y de esos viejos así aprendió Adán la agricultura y la música. De generación en generación ha pasado el conocimiento de la tierra y sus cuidados y el de los instrumentos, ritmos y notas musicales. De labriegos y músicos naturales heredó el don de tener oído para toda clase de música, porque según él afirma: “el “oído nos enseñó”.


